Lo primero de todo: fundamentos simples y una base sólida
Es muy posible que a estas alturas ya sepas de sobra que los alimentos basura producen una salud de chatarra, y por eso te cuidas y sigues una dieta saludable, pero también es muy posible que en lo referente a la fertilidad tengas muchas más dudas. Algunas, entre otras muchas, que se me ocurren podrían ser de este estilo:
- He oído que los lácteos son negativos para la implantación del embrión, ¿es así?
- ¿Si no tomo lácteos cómo aportaré el calcio que necesito yo y que necesitará el feto?
- ¿Tendré carencias si no tomo vitaminas?
- ¿La dieta vegana es una buena opción si quiero embarazarme?
Pero estas son preguntas acerca de un alimento o sobre un estilo de dieta en particular muy concretas; y la intención de este artículo es hablar de la esencia que hay detrás de todas y cada una de estas preguntas, que son los fundamentos generales y básicos.
La cocina en el centro de la familia y de la fertilidad
Para empezar, hay que tener en cuenta que una buena alimentación es el pilar sobre el que se sustenta toda la estructura energética del organismo.
Quiero que afiances unos sólidos pilares sobre los que construir tu templo de la fertilidad.
Si la cama o alcoba simboliza el altar de toda amante, donde celebrarás los encuentros amorosos y sexuales y en el que concebir a tu bebé, la cocina es el otro santuario donde vas a ejercer de gran sacerdotisa, con tu libro de recetas mágico para potenciar tu salud reproductiva y la de toda tu familia. Por supuesto, a este libro y santuario tienen acceso los hombres por igual, muchos hombres son grandes cocineros que velan por su salud y la de los suyos. (1) (2) (3)
Pero seas tú la que cocine o sea tu pareja, para ser aprendiz de maga, hace falta seguir unos pasos para no acabar convirtiendo en un desastre tus mejores afanes. Así que con estas pautas vas a forjar unos sólidos cimientos, con los que además entenderás mejor otros artículos en los que responderemos a preguntas más específicas como las anteriores.
Por lo tanto, considera las recomendaciones que te doy a continuación como el primer capítulo de tu gran libro de fórmulas y recetas para la fertilidad.
Tus antepasados criaron hermosos y sanos hijos sin ayuda de un nutricionista
A menudo, las directrices sobre alimentación son confusas si no eres un profesional. El universo de las dietas es una jungla en la que es muy fácil perderse y ser devorado por el inmenso y contradictorio volumen de información y propuestas que existen.
Si has intentado por tu cuenta y riesgo adaptar a tu caso lo que leíste aquí y allá, posiblemente estés cerca del colapso, cosa muy comprensible, porque todo lo que tiene que ver con nutrición y gastronomía se ha puesto de moda y hay un verdadero aluvión constante de noticias sobre estos temas: dieta macrobiótica, dieta vegana, dieta crudívora, dieta paleolítica…
Y sí, a pesar de este vendaval de información contradictoria, hay algunas reglas que podemos escribir en piedra, que puedes considerar inamovibles y eternas, y que trasmitir de padres a hijos como un legado imperecedero. Debes considerarlas como tu brújula para no perder nunca tu camino hacia la fertilidad, la tuya y las de tus hijos, y la de los hijos de tus hijos.
Es casi seguro que tu madre no iba al nutricionista ni hacía “dietas” y mucho menos tus ancestros, ninguno tomó vitaminas y tuvieron hijos sanos, a veces familias numerosas.
Entonces, quizás no comprendes que tenga que ser tan complicado esto de una alimentación específica para la fertilidad. Sin embargo, indirectamente, quizá ya estás cerca de identificar un primer principio universal.
La sabiduría de tu abuela en la cocina: ¡La frescura cuenta!
Efectivamente, lo normal hasta hace pocas décadas es que las personas solo tuviesen acceso a alimentos frescos, muchas veces procedentes de su propia huerta, establos o cacería y, si no fuese este el caso, de todas formas, las mujeres acudían a diario al mercado a comprar alimentos frescos y de estación.
Esto me recuerda al caso de Viviana, que quería quedarse embarazada y vive en México D.F. Me contó que acceder a alimentos frescos y cocinarlos para ella es tan costoso y difícil, que con ayuda de su nutricionista los había sustituido prácticamente al completo por batidos sustitutorios y pastillas a base de vitaminas y otros complementos nutricionales, y como ella hacía, conocía a muchas otras personas: Batido por la mañana, batido al mediodía y batido a la noche, uno de sabor artificial de chocolate, otro de fresa y el tercero de vainilla. Viviana estaba contenta y cómoda con esta solución que además estaba convencida de que era muy saludable.
Los complementos nutricionales debes considerarlos valiosísimos aliados que sirven para dar apoyo a un sinfín de situaciones de carencia y déficits, o para empujar una u otra función orgánica que esté decaída, sin embargo, en ningún caso deberían sustituir casi al completo a los alimentos frescos. Yo le pregunté:
- “¿Acaso eres un astronauta que solo puede comer alimentos en polvo y liofilizados?”.
Esto solo debería ocurrir en casos excepcionales, pero no ser una pauta cotidiana normal. Pese a las muy ciertas dificultades que pudiera tener Viviana en encontrar alimentos frescos de calidad y sacar el tiempo necesario para cocinarlos, es necesario hacer un ¡alto aquí!, y replantearse seriamente las prioridades vitales.
- “¿Viviana, y qué le darás de comer a tus hijos?,¿únicamente leche en polvo, batidos y comida de sobre?”.
Captó la idea de que el futuro de sus hijos iba a ser muy triste si me contestaba afirmativamente. Esto le llevó a pensar en que debía unirse a otras personas en su misma situación para formar una cooperativa alimentaria que les proveyese de alimentos frescos de calidad a unos precios asequibles y que, además, tanto ella como su pareja tendrían que abandonar algunos de sus muchos compromisos para librar tiempo para cocinar. Es emocionante ver cómo alguien despierta de un letargo casi comatoso: ¡Bravo, Viviana!
Por lo tanto, este es un factor clave, una alimentación en la que predominen los alimentos frescos.
Imagina un ramo de rosas. Si las flores están recién recogidas al amanecer, si las compras y las pones en un jarrón con agua, aguantarán erguidas y hermosas posiblemente durante unos días, pero irán perdiendo su vitalidad y vigor, no solo la flor, que de por sí en el propio rosal también acabaría por perder sus hermosos pétalos, sino que todo el tallo y hojas se desvitalizan y mueren.
Esta obviedad de que las flores cortadas mueren poco a poco, parece que la olvidamos cuando lo mismo podríamos decir de frutas y verduras. Aunque se mantengan con buen aspecto, gracias a refrigeradores o envases al vacío, como dirían los chinos, poco a poco pierden su Qi, es decir su energía vital, pierden su capacidad para germinar o ser plantadas de nuevo o, expresado de otra forma, pierden vitaminas y se oxidan.
Y una vez guisado un plato, en general, pasa exactamente lo mismo, por lo que es mejor consumirlo recién hecho que recalentado en el microondas.
Recurre siempre que puedas a alimentos de estación y de proximidad, porque facilita que tengan garantía de su frescura, además das soporte a agricultores y ganaderos locales con los que se puede llegar a interactuar para crear cooperativas de consumo, negociar precios y también para pedirles que adopten sistemas de producción limpios y respetuosos.
La abuelita era muy previsora. Prepara una despensa para las 4 estaciones
No hay una buena cocina sin una gran alacena llena de manjares en reserva.
Aunque la prioridad sea utilizar siempre que sea posible alimentos frescos, hay que ser realistas y tener presente que este principio no siempre se puede aplicar, por eso el ser humano ha desarrollado muchos métodos para disponer de alimentos todo el año sin que se deterioren.
Por ejemplo, la carne roja, aunque el rigor mortis hace que el animal no sea comestible hasta pasados unos días, eso sí, debe ser consumida dentro de un plazo para evitar su putrefacción, salvo que se haya conservado mediante algún procedimiento, como, por ejemplo, en el caso la salazón y desecado en el jamón serrano y los embutidos.
Otros alimentos también reciben tratamientos para su conservación sin perder sus beneficios nutricionales, por ejemplo, las frutas desecadas como las uvas pasas, o las verduras fermentadas como el chucrut.
Las latas, conservas, encurtidos en vinagre, liofilizados, envasados al vacío, refrigerados y ultracongelados prolongan la vida útil de muchos alimentos y son una opción imprescindible y muy interesante para tener una despensa a la que poder recurrir. Son como un “fondo de armario” de básicos intemporales y para todas las estaciones.
Usa el fuego en la cocina y busca el balance entre alimentos cocinados y crudos
Cuando hablo de alimentos frescos, no me refiero a recién sacados de la nevera o del congelador. Tampoco fresco quiere decir comer solo alimentos refrescantes y crudos como la fruta o las ensaladas. En las cocinas el elemento clave es el fuego, ¿verdad? Eso quiere decir que hay que aplicar fuego a los alimentos para transformarlos en alimentos digeribles.
Aunque la cocción de los alimentos implique la pérdida de algunos nutrientes, también posee efectos muy beneficiosos, el principal es que el calor aumenta la digestibilidad de los alimentos y se asocia a una mejor asimilación y utilización de los nutrientes por el organismo. La comida cocinada es, de alguna manera, comida pre-digerida.
La cocción también destruye factores antinutritivos que existen en forma natural en algunos alimentos, por ejemplo, las antitripsinas de las legumbres que tiene efecto sobre la absorción de las proteínas.
No todos los métodos de cocción son igual de recomendables, por ejemplo, la cocción en la barbacoa y las frituras generan aminas carcinogénicas, por lo que solo debería recurrirse a ellas de forma puntual o con algunas precauciones, pero eso es tema para un artículo específico más adelante.
Igual has oído hablar de las dietas crudívoras, pero este tema es complejo y también requiere un artículo aparte. Como la intención de esta guía es que ahora tengas unos fundamentos básicos, quédate con la idea de que en tu alimentación debes introducir tanto alimentos cocinados como alimentos crudos, porque ambos presentan beneficios.
Mantén una higiene escrupulosa y usa el calor para destruir microorganismos
La cocción no solo hace asimilables muchos alimentos, también ejerce un efecto preventivo y una garantía sanitaria al eliminar bacterias y otros microorganismos causantes de enfermedades en cualquier persona infectada, que llegan a ser mucho más graves para un recién nacido y para un bebé en gestación.
La bacteria listeria, es capaz de desarrollarse en alimentos refrigerados incluso a 0ºC, aguantar temperaturas de cocción de hasta 45ºC, soportar elevadísimas concentraciones de sal y vinagre, y como no huele ni sabe mal, no la percibimos. La infección se contrae a través del consumo de carne cruda o mal cocinada, verduras crudas, o derivados cárnicos, tales como salchichas, patés, fiambres, embutidos sin cocinar, y que puede producir un parto prematuro, un aborto espontáneo, o un parto donde el bebé nace muerto, o que el bebé tenga graves secuelas.
La salmonella es la infección más común, y se trasmite a través de huevo y aves. Podría estar presente en cualquier alimento que lleve huevo crudo, como la salsa mayonesa. Las aves, como el pollo o el pavo, y también el cerdo necesitan cocinarse muy bien.
La e.coli, también es una infección muy común, se contrae a través del agua no potable, y de alimentos a base de carne de vaca cruda como las hamburguesas o el steak tartar. También se contrae la infección a través del consumo de leche de vaca cruda y sus derivados, como el queso fresco o los yogures de leche cruda (es decir, sin pasteurizar), o a través de frutas, verduras y germinados crudos, ostras y otros moluscos crudos.
El anisakis es un gusano parásito que habita en las vísceras de los peces y que cuando muere al ser pescado migra a la zona del músculo, por lo que hay que eviscerar rápidamente el pescado.
Es necesario someter las preparaciones alimenticias a temperaturas elevadas, de manera que el interior del alimento supere los 70°C durante un minuto a fin de destruir y/o inactivar la mayoría de los microorganismos presentes que pueden dañar la salud.
- Lávate las manos antes de cocinar.
- Lava las superficies de trabajo como tablas de cortar, cuchillos y cualquier utensilio para preparar la comida.
- Lava muy bien frutas y verduras antes de consumirlas crudas.
- Usa lejías de uso alimentario como la amukina.
- Al recalentar alimentos, asegúrate de que lleguen al punto de producir vapor.
- Respeta la caducidad.
¡Tóxicos fuera! Elige orgánico y de crianza respetuosa con los animales
Los alimentos de nuestros ancestros carecían de pesticidas, de conservantes, saborizantes y edulcorantes artificiales. Los abonos eran naturales, no químicos, y los cultivos eran extensivos, no intensivos, por lo que el alimento absorbía los nutrientes del suelo y los fijaba, aportándolos a su comensal sin otras cargas indeseadas o tóxicas. Los animales de nuestros ancestros eran criados sin hormonas de crecimiento, ni antibióticos.
Por eso, si puedes alimentarte a base de alimentos cuyo origen sean cultivos sostenibles, limpios, u orgánicos y de una crianza respetuosa con el animal, ¡mucho mejor!; pero debes tener en cuenta que, incluso aunque consumas alimentos bio, si todo está procesado, envasado y en conserva, también estará disminuido su Qi, así que, a veces, personas que consumen todo bio se alimentan peor que otras personas que compran en el colmado de la esquina de toda la vida, donde nunca en su vida habían oído nada acerca del tema bio.
La monotonía es pobre, tu fertilidad y tus platos piden color y variedad
Otra directriz universal es que, dentro de lo posible, hagas una dieta variada. Las dietas demasiado monótonas tienden a generar carencias nutricionales.
Tu abuela seguro que conocía más hierbas del jardín, setas y frutillas de las que encontrarás en la tienda mejor surtida, y según pasaban las estaciones y se sucedían los cambios de la naturaleza, adaptaba y modificaba el contenido de los platos y la forma de cocinarlos, lo que garantizaba la alternancia, colorido y variedad nutricional.
También era muy creativa, no desperdiciaba nada y sabía mil trucos para aprovecharlo todo. Por ejemplo, si vas a comer pollo, es mejor que lo compres entero en lugar de que siempre compres pechuga porque te resulta más cómoda. Las patas, los huesos, la piel, el hígado, aportan otros nutrientes que te estás perdiendo si únicamente escoges la pechuga.
Otro ejemplo, no pruebas las verduras, para ti son una decoración del plato. O quizá sí que comes verduras, pero son siempre las mismas. Sota, caballo, rey: patata, lechuga y tomate, nada más, y así un largo etcétera.
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ESTUDIOS CIENTÍFICOS REFERENCIADOS EN ESTE ARTÍCULO
1. La frecuencia en la ingesta de comidas caseras y beneficios potenciales para la dieta y la salud: análisis transversal de un estudio de cohorte basado en la población
Frequency of eating home cooked meals and potential benefits for diet and health: cross-sectional analysis of a population-based cohort study
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5561571/
2. ¿Cocinar en casa está asociado con una mejor calidad de la dieta o una intención de bajar de peso?
Is cooking at home associated with better diet quality or weight-loss intention?
https://www.cambridge.org/core/journals/public-health-nutrition/article/is-cooking-at-home-associated-with-better-diet-quality-or-weightloss-intention/B2C8C168FFA377DD2880A217DB6AF26F
3. Estudio sugiere que la cocina casera es un ingrediente principal en una dieta más saludable
Study Suggests Home Cooking is a Main Ingredient in Healthier Diet
https://clf.jhsph.edu/about-us/news/news-2014/study-suggests-home-cooking-main-ingredient-healthier-diet